31 dic 2009

Fin de año...

Lo sé, lo sé... éste no es el fin de año, las malas mediciones nos han hecho juntar los minutos y agregar un día cada cuatro años, por lo tanto, científicamente hoy no nos encontramos en el punto preciso en el que estábamos hace 365 días alrededor del sol.
De hecho, aunque así fuera, aún haciendo exactos a nuestros calendarios, tampoco sería de esta manera, ya que el sol se mueve alrededor del centro de la galaxia y ésta a su vez se aleja del centro del universo.
Por lo tanto... ¿Qué nos mueve a celebrar el año nuevo?
Ya sabemos que no son razones astronómicas, sin embargo, desde la invención del tiempo y el descubrimiento de la astrología, la celebración del "año nuevo" nos toca y nos permite convivir, relajarnos y festejar...
Acá en México, cada fin de año es necesario hacer fiesta, los hay que contratan meseros y un salón, quienes salen a un restaurante con cenas ex profeso, así como también los que se quedan huraños en casa y se acuestan a dormir temprano.
Los más, la mayoría, acuerda en familia que va a ser cena de "traje", acuerdan quién va a llevar cada uno de los platillos, en la casa de quién, la hora... otros más rellenan el "viejo" de decenas de cuetes, palomas, etc., para quemarlo a las doce...
En fin, cada uno de nosotros trata de imponerse y seguir una tradición, que si los calzones rojos o los amarillos, que si sacar las maletas o comer uvas, cualquiera es buena, cualquiera tiene sus seguidores, lo importante es convivir con la familia, lo importante es celebrar el año y depositar las esperanzas de que el próximo, este sí va a ser mejor que el anterior.
Y luego el brindis, siempre le toca al abuelo y si no, al cuñado o hermano más estimado, siempre sabemos que va a desearnos felicidad y próspero año nuevo, siempre va a recordar a los que se fueron y los que llegaron, los triunfos de unos serán recordados y trataremos de olvidar los fracasos de los otros...
En nuestra cultura, el simple hecho de creer que porque el año que acabó estuvo del carambas, el próximo será mejor, sólo por que la manecilla cruce el cenit del reloj, sólo por el transcurso del tiempo, dejaremos de estar enfermos, de estar desempleados, de tener enemigos, recuperaremos el amor, la confianza o el dinero que perdimos por nuestra propia causa.
Además siempre haremos compromisos idénticos a los del fin de año anterior, dejar de comer porquerías, dejar de beber, pagar nuestras deudas, en fin...
Aún sabiendo que todo es falaz, lo increíble es que nos lo creemos; firmemente creemos ese día que vamos a mejorar como personas y eso es lo mágico del fin de año, que por un momento, sólo por esa noche, en ese instante de meditación, volvemos a creer en nosotros mismos, en los demás, en Dios...
Creemos poder lograr todo lo que nunca nos ha sido posible, creemos tener el poder maravilloso de cambiar el mundo y a nosotros junto con éste, creemos en los Santos Reyes...
Nuestra cultura es inestimablemente poderosa, salvajemente indescriptible e ingenuamente predecible, por eso es necesario adaptarse y dejarse llevar por esa magia ya que sólo una vez es fin de año y nunca más en el resto del siguiente año, tendremos la capacidad de sentirnos así...

24 dic 2009

Solsticio...

¡Feliz Solsticio!
En todo caso, que los días sean mucho más largos a partir del 21 de diciembre ha sido celebrado por siempre en todas las culturas del hemisferio norte.
Este 24 de diciembre de 2009 es un día especial, no tan sólo por ser uno de los más hermosos del año, sino también porque el calor de la amistad, de las relaciones humanas tocan todas y cada una de las cosas que existen alrededor.
El pájaro que tomó nuevamente agua de la fuente, el sabor de la pierna ahumada que no llegó a la noche, la llamada, el mensaje, en fin, todo sabe a cariño, a hermandad.
El prietito en el arroz lo es siempre que no todos están aquí, cerca, para brindarles ese saludo sincero, ese abrazo con el que deseamos manifestar el amor que les tenemos.
Hoy brindaremos por costumbre, por recordar que un día hace más de dos mil años un hombre quiso ser bueno entre los malos, hermano entre los enemigos y más que eso, aportó un decálogo a seguir para ser mejores con nosotros mismos y con los demás.
Y aunque casi nadie practica ese decálogo, por lo menos se reúnen con su familia; finalmente aunque sea esa demostración de amor seguramente les será recompensada.
El presupuesto no es tan grande como para grandes celebraciones, la cena no será tan onerosa, sin embargo, reunirse con quienes queremos, dijera el comercial, no tiene precio.

22 dic 2009

Temporada navideña.

Dentro del súpermercado, el ambiente se respiraba festivo... a mis once o doce años, estaba a punto de cumplir con mi primera gran responsabilidad... comprar el pino navideño...


Luego de once navidades de poner en la sala el pinito plateado de noventa centímetros que bien cabía sobre la televisión, esta vez sería diferente, sería en serio...


Y ahí, justo enmedio del pasillo estaban... enormes, imponentes... los pinos verdes que semejaban los naturales, pínos de respetables dos metros y cachito de altura...


Lo miré y de inmediato me enamoré de él, era tal y como lo había soñado... sólo faltaban los adornos y estaría completo, esferas amarillas y dos series de cien luces, además de la escarcha y un botecito de nieve artificial...
Y lo llevamos... casi de inmediato se desempacó; el olor a nuevo, el espacio para ocupar limpiecito y la hora y media para instalarlo, aún las recuerdo como si las viviera hoy.
Admirar las luces intermitentes, observar las esferas irrompibles y las tarjetas de felicitación era una de las mayores satisfacciones, pero aún más, saber que Santa llegaría con los regalos que ese año fueron una bicicleta de carreras roja con las que recorrí los caminos del Puerto.
Hoy la tradición continua pero no hay quórum, las ganas se quedan en eso... ya no hay niños que se ilusionen con los regalos, ya no hay nada nuevo bajo el sol de diciembre...
Pero, muy en el fondo de mi corazón siempre recordaré ese mi primer pino, ese que siempre que viene a mi memoria me hace sentir que lo mejor de la vida se queda con nosotros y que nunca acabará, pase lo que pase.

18 dic 2009

Volks.


¿Alguna vez conduciste o te subiste a un vocho?

Desde su anguloso logo, el brillo del cromo, el olor a gas, las manivelas para abatir los asientos, las agarraderas para las manos, las aletas de las ventanas, pero sobre todas las cosas, el maletero trasero en dónde cuando niños nos metíamos a dormir durante el viaje.

¡Y qué viajes!

Seis horas abordo del modelo 74 del abuelo, ese que sacó de agencia, ese en el que la tía me enseñó a conducir y que por nada estampo en un poste de luz. Ese en el que murió de insolación ratayegosova, el mismo en que nadó en La Fragua y que increíblemente sólo una vez chocó.

Seis horas en las que no se oía música, ni canciones, ni lamentos, éramos cuatro niños y tres adultos por lo menos, sin aire acondicionado, oliendo el cigarro permanentemente encendido del tío que manejaba.

Seis horas en las cuales recorríamos carreteras angostas, llenas de peligros, pero que a los 80 kilómetros por hora que permantentemente viajábamos, nunca representó mayor riesgo.

Ese vocho de mis amores me inculcó el amor a la marca; desde siempre en la familia hemos tenido uno de ellos, desde la brasilia, y la panel hasta la caribe y el atlantic, pasando desde luego por el siempre indestructible jetta.

No hace muchos años, un día de invierno, mis amigos y yo decidimos conquistar la montaña, subir a lo más alto y ahí, junto a las camionetas jeep todo terreno, en ese lugar en dónde nadie más había llegado, subimos un modesto pointer. Cuatro mil novecientos metros, caminos destrozados y el carrito como si nada.

Hoy manejo con orgullo mi adorada camioneta, cada detalle me recuerda a mi infancia, cada rasgo la inconfundible mano de los ingenieros preocupados por la seguridad, cuando viajo procuro encender la radio, el aire acondicionado y sobre todo, no fumar; sin embargo, el logo en el volante me sigue recordando el día en que a mis once años me dijeron: mete el clutch, pon primera, saca el freno y poco a poco saca el clutch... y lo hice y pude manejar...

Estoy consciente de que pueden existir cosas mejores, más rápidas, más finas y mucho más caras, pero saber que estoy sobre un artefacto que es descendiente de aquél fiel vochito rojo, es mi mayor satisfacción y nunca, pero nunca dejaré de tener uno de ellos.

17 dic 2009

Aguinaldo.

Es un derecho de los trabajadores, establecido en la Ley que reglamenta al artículo 123 de la Constitución Mexicana, cuyo nombre oficial es Ley Federal del Trabajo.
A cada trabajador le corresponden por lo menos 15 días íntegros de sueldo.
La fecha límite para pagarlo es el día 20 de diciembre de cada año.
Existe un procedimiento legal para reclamarle al patrón el pago del aguinaldo en el caso de que no lo cumpla, sin embargo, a muchos trabajadores les provoca pánico el hecho de tener que reclamarlo.
Establecido como una prestación adicional a las salariales, el aguinaldo que se paga a fin de año, representa una derrama bastante cuantiosa para la maltrecha economía del trabajador.
Cada vez que se le paga, el mexicano común liquida alguna de sus múltiples deudas, desempeña la cadenita o el micro.
Se compra ropa o le cumple a la mujer el deseo reprimido de pasear fuera del pueblo; el aguinaldo es pues, el gran motivador de ilusiones, es poder alcanzar el siguiente escalafón por dos o tres días.
Se come carne, guisan con manteca, el niño no escucha más que de lo benévolo que siempre ha sido el patrón con el papá.
Dejar de recibir el aguinaldo es mucho peor que perder un ojo o que se muera el familiar más querido, es como si todo tu esfuerzo y dedicación al trabajo en todo el año, no se reconocieran.
Es mucho peor que quedarte sin empleo, es peor que quedarte parapléjico; los patrones que no lo pagan irrumpen en esa partecita muy delicadad de las personas que representa simplemente que el año laboral al fin acaba con la recompensa largamente acariciada de obtener tu aguinaldo.
Por eso, en las casas en dónde no hubo aguinaldo las cosas se ponen difíciles, el agravio es máximo, la mamá le exige al marido que deje el trabajo y la conclusión es que a partir de ese momento el empleado haga como que trabaja y que le robe o deje de cumplir al patrón lo más que se pueda.
En esa casa el patrón literalmente le ha mentado la madre a todos y cada uno de los integrantes, es técnicamente el grinch de las ilusiones (y por ahí de la navidad), se las ha robado todas.
Por eso, por lo menos en México, la tradición y la Ley, castigan severamente a los patrones que no paguen el aguinaldo, porque en México aún vivimos de las ilusiones y de la esperanza, de los sueños y del mañana y no queremos que nadie nos quite también eso.

14 dic 2009

Cuando sabes que hay que terminar.

¿Te suena conocido el hecho de que estés dándolo todo por alguien y que de pronto te das cuenta que a pesar de que hagas cualquier cosa, que le dediques todo tu tiempo, tu vida y tu espacio, no le es suficiente?
¿Cómo solucionar este asunto?
Sin darle de vueltas... deja a la persona...
Aléjate de ella, no lo pienses ni un segundo, no va a cambiar, no va a dejar de fastidiar y sobre todo, nunca te va a dejar en paz...
Su personalidad, casi siempre bipolar, necesita del halago fácil, de tenerte controlado(a), pero más que eso, pisarte, humillarte, hacerte sentir menos que un microbio.
Él o ella siempre son las víctimas, inician discusiones sin sentido, te hacen recordar todas las veces que te has equivocado, pero sobre todo, tú siempre tendrás la culpa de todo, absolutamente de todo.
Sin duda le quieres, sin duda le necesitas, pero ¿Acaso no habrá otra persona en el mundo que te merezca?
Levanta la cabeza, toma tus cosas, salte de ahí, deja de dañarte y más allá... piensa en tu familia, en tus hijos y en tí mismo, tus padres no te dieron la vida para que seas el sparring de nadie, te dieron la vida para que seas y hagas feliz a quienes realmente te quieren.
Una vez fuera de esa relación, es probable que necesites ayuda, búscala, acércate a tus amigos, a tus padres, a tus hermanos, e incluso la profesional no está demás.
Por esa persona no te preocupes, ya encontrará a quién chuparle la sangre, y eso ocurrirá más pronto de lo que crees.

11 dic 2009

El cinito

¿Recuerdas cuando asististe al cine por primera vez, la película, las circunstancias, la trama, los actores?
Cuando era niño, ir al cine era toda una experiencia, los jochos eran deliciosos y en las dulcerías vendían esas pastillas que salen como lenguas de personajes de Disney, ahora las venden en cualquier parte.
A la hora de entrar, buscar lugar era toda una aventura, no tenían luces en el piso y los tropezones estaban a la orden del día...
En una de las esquinas un reloj, con el logo amarillo y verde del Banco de Comercio, bajo la pantalla un escenario en donde de vez en cuando se hacía toda clase de representaciones, graduaciones, etc...
Las salas tenían dos pisos, mis abuelos llamaban a la de arriba la "gallera", también se le conocía como gayola o galería, también había unas personas con unas lamparitas que te encontraban un lugarcito, se llamaban acomodadores, ciertas cadenas de cines aún lo hacen, pero sólo cuando la sala está a reventar...
Y una vez me contaron una historia de un tipo que en el estreno de una película estaba recostado con los brazos extendidos, ocupando tres lugares y con las piernas sobre las bancas del frente, la gente se queja con el acomodador y llega a hablarle, el tipo no le hace caso... entonces se dispone a darle de golpes con la lamparita y una señora le dice: hey, ese se cayó de gayola...
Al señor que ponía la película en el proyector se le llamaba cácaro y cada vez que había un problema se le chiflaba y en serio, también cuando se le olvidaba que la función tenía rato que debía de haber empezado y en general cualquier cosa era motivo de joder al cácaro...
Sólo una vez uno se enojó tanto con lo que le gritaban que suspendió la función, encendió las luces y hasta que nos callamos, continuó con ésta...
Ver cine es uno de los mayores placeres de este mundo, las películas de acción, de romance, históricas, suspenso, misterio, comedias, en fin, todas son tan buenas o tan malas como tu estado de ánimo lo permita... esperemos que nunca se acabe y que se siga haciendo para siempre...

La Palma


Dicen que el sauce y la palma se mecen con calma, pero entre ambos prefiero a la última... la de la foto es una de tantas que se encuentran en el centro de la Ciudad de Córdoba en Veracruz, México en el Parque 21 de Mayo...

Sobre la flora de ese lugar recuerdo que más o menos en 1984 cayó un rayo sobre un árbol que estaba en ese entonces pegadito a la barda de la entonces Iglesia de la Inmaculada, derrumbándola parcialmente...

Una de las actividades decembrinas del Ayuntamiento es decorar con focos navideños las palmeras, sus veinte o veinticinco metros de altura se ven deslumbrantes por las noches con esos adornos...

Vale la pena sentarse en el parque a disfrutar el ambiente "provinciano" de una de las ciudades más bellas de este país...

8 dic 2009

El marido.

Estaba una pareja durmiendo y de pronto dice la mujer:
-¡Mi marido!
El tipo se levanta, corre a la ventana y brinca por ella del segundo piso, dándose un soberano ranazo sobre la acera...
Ella sigue durmiendo, se enciende la luz y le dicen:
-Vida mía, qué bien te ves acostada en la cama que te compré, en la recámara de mi casa y quisiera saber ¡¿Por qué me mandaste a brincar de la ventana, si yo soy tu marido?!