12 mar 2013

Chistes de Viejitos

La mordida...

Una noche una pareja de viejos estaba ya acostada en su cama.
El marido se estaba quedando dormido pero su mujer se sentía romántica y quería conversar.
Le dijo: “Cuando me enamorabas, me agarrabas la mano”.
De mala gana, el marido se dio media vuelta, le agarro la mano por unos segundos y luego trato de dormirse otra vez.
En pocos momentos ella le dijo nuevamente: “Entonces me besabas”.
Algo molesto, se dio media vuelta otra vez y le dio un ligero beso en la mejilla y luego se acomodo para dormirse.
En treinta segundos, ella le dijo: “Luego tú me mordías el cuello”. Enfadado, el marido tiro la ropa de cama y se levanto.
“¿A donde vas?”, le pregunto ella.
“¡A buscar mis dientes!”

Cambios desde la juventud

El abuelito le cuenta a su nieto Jaimito los grandes cambios que ha habido en la sociedad desde su juventud hasta ahora...
"Sabes, Jaimito, cuando yo era niño mi mamá me daba una peseta y con eso me mandaba a la tienda de la esquina.
Entonces yo regresaba con cuatro barritas de mantequilla, dos litros de leche, un kilo de carne, dos quesos, un paquete de azúcar, un kilo de pan y una docena de huevos." 
Y Jaimito le responde: 
"Abuelito, ¿en tu época no había cámaras de vigilancia?"

¿Por qué sonríes?

Una viejita iba a encender la estufa para preparar la cena de su marido, cuando por una fuga de gas explota la casa y salen volando los dos.
En la ambulancia van los dos heridos, pero la vieja lleva una gran sonrisa en la cara. Su esposo preocupado de que estuviera en shock le pregunta:
-¿Qué te pasa? ¿Por qué sonríes?
-Ay, es que es la primera vez en cincuenta años que salimos juntos a algún lado...

Misa muy larga...

Dos amigas viejitas estaban en una misa muy larga. Tras pasar mucho tiempo sentadas, una le susurra a la otra:
- Tengo las nalgas dormidas.
Y la amiga responde:
- Sí, ya sé, las oí roncar tres veces...

La cita de la abuela

Una Sra. de 80 años tuvo una cita con un Sr. de 85 años..
Al regresar a casa su nieta le preguntó cómo le había ido, a lo que la abuela le contestó:
- ¡Tuve que darle una bofetada!
Y la nieta le pregunta enojada:
- ¿Por qué, se quiso propasar contigo?
- No, al contrario.... pensé que se había muerto.

Viejito con ganas...

Un anciano va a ver al médico:
- Doctor ¿Me puede dar algo que me baje el deseo sexual?
- Pero - objeta el médico -, no cabe duda de que, a su edad, el deseo sólo está en la mente.
- Sí, - contesta el anciano - por eso quiero que me lo baje.

8 mar 2013

Las benditas mujeres

A una mujer se le ama, a una mujer se le corteja, a una mujer se le respeta, a una mujer se le quiere toda la vida y después, si es posible.

Las mujeres tienen muchos adjetivos.


A la mujer que nos dio la vida se le llama santa; bruja, si es la suegra y otra mujer le llamará "perra" o "zorra", cuando no termina de dejar ir al hombre con el que ahora ésta última anda, aunque no sea su culpa que ellos hayan terminado.

Una mujer puede generar vida, una mujer puede generar pasión, una mujer puede apagarlo todo con un "adiós" y crearlo todo con una mirada.

Puede también una mujer conseguir hasta de un desconocido que haga lo imposible con un guiño coqueto, puede incluso provocar guerras y caídas de imperios, puede inspirar poesía, música, puede inspirarlo todo, lograrlo todo, sin mover un solo dedo.

Aprovechar ese poder debe de ser increíble, debe de ser lo mejor que existe en la vida, es un poder meramente hormonal, un poder que reside en el más profundo de los sentimientos atávicos de la raza humana.

Ojalá que las mujeres que piensan, esas benditas mujeres que crean, que trabajan, que disfrutan la vida regalando amor, regalando vida, regalando todo lo que son, siempre triunfen por sobre aquéllas que no saben ni siquiera valorar lo que tienen al lado.

Feliz Día Internacional de la Mujer.

El Brindis del Bohemio.


En torno de una mesa de cantina,
una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios.
Los ecos de sus risas escapaban
y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.

El humo de olorosos cigarillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al resolverse en nada,
la vida de los sueños.

Pero en todos los labios había risas, 
inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, whisky o ajenjo.

Era curioso ver aquel conjunto,
aquel grupo bohemio,
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte veneno,
lo mismo que, melosa y delicada,
la música de un verso.

A cada nueva libación, las penas
hallábanse más lejos
del grupo, y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros,
con el idilio roto que venía
en alas del recuerdo.

Olvidaba decir que aquella noche,
aquel grupo bohemio
celebraba entre risas, libaciones,
chascarrillos y versos,
la agonía de un año que amarguras
dejó en todos los pechos,
y la llegada, consecuencia lógica,
del "feliz año nuevo" . . .

Una voz varonil dijo de pronto:
- las doce, compañeros;
digamos el "requiescat" por el año
que ha pasado a formar entre los muertos.
¡Brindemos por el año que comienza!
porque nos traiga ensueños;
porque no sea su equipaje un cúmulo
de amargos desconsuelos . . .

- Brindo, dijo otra voz, por la esperanza
que la vida nos lanza,
de vencer los rigores del destino,
por la esperanza, nuestra dulce amiga,
que las penas mitiga
y convierte en vergel nuestro camino.

Brindo porque ya hubiere a mi existencia
puesto fin con violencia
esgrimiendo en mi frente mi venganza;
si en mi cielo de tul limpio y divino
no alumbrara mi sino
una pálida estrella: Mi esperanza.

¡Bravo!, dijeron todos, inspirado
esta noche has estado
y hablaste bueno, breve y substancioso.
El turno es de Raúl; alce su copa
y brinde por . . . Europa,
ya que su extranjerismo es delicioso . ...

Bebo y brindo, clamó el interpelado;
brindo por mi pasado,
que fue de luz, de amor y de alegría,
y en el que hubo mujeres seductoras
y frentes soñadoras
que se juntaron con la frente mía. . .

Brindo por el ayer que en la amargura
que hoy cubre de negrura
mi corazón, esparce sus consuelos
trayendo hasta mi mente las dulzuras
de goces, de ternuras,
de dichas, de deliquios, de desvelos.

-Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mente
brote un torrente
de inspiración divina y seductora,
porque vibre en las cuerdas de mi lira
el verso que suspira,
que sonríe, que canta y que enamora.

Brindo porque mis versos cual saetas 
lleguen hasta las grietas
formadas de metal y de granito,
del corazón de la mujer ingrata
que a desdenes me mata . . .
¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!

Porque a su corazón llegue mi canto, 
porque enjuguen mi llanto
sus manos que me causan embelesos;
porque con creces mi pasión me pague. ..
¡vamos!, porque me embriague
con el divino néctar de sus besos.

Siguió la tempestad de frases vanas,
de aquellas tan humanas
que hallan en todas partes acomodo,
y en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones, y reir, y todo.

Se brindó por la patria, por las flores,
por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana,
y por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llena de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.

Sólo faltaba un brindis, el de Arturo,
el del bohemio puro,
de noble corazón y gran cabeza;
aquel que sin ambages declaraba'
que sólo ambicionaba
robarle inspiración a la tristeza.

Por todos lados estrechado, alzó la copa
frente a la alegre tropa
desbordante de risa y de contento
los inundó en la luz de una mirada,
sacudió su melena alborotada
y dijo así, con inspirado acento:

-Brindo por la mujer, mas no por esa
en la que halláis consuelo en la tristeza,
rescoldo del placer ¡desventurados!;
no por esa que os brinda sus hechizos
cuando besáis sus rizos
artificiosamente perfumados.

Yo no brindo por ella, compañeros,
siento por esta vez no complaceros.
Brindo por la mujer, pero por una,
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos;
por la mujer que me arrulló en la cuna.

Por la mujer que me enseñó de niño
lo que vale el cariño
exquisito, profundo y verdadero;
por la mujer que me arrulló en sus brazos
y que me dió en pedazos
uno por uno, el corazón entero.

¡Por mi madre!.. bohemios, por la anciana
que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueña tal vez que mi destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.

Por la anciana adorada y bendecida,
por la que con su sangre me dió vida,
y ternura y cariño;
por la que fue la luz del alma mía;
y lloró de alegría
sintiendo mi cabeza en su corpiño.

Por esa brindo yo, dejad que llore,
que en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina;
dejad que brinde por mi madre ausente,
por la que llora y siente
que mi ausencia es un fuego que calcina.

Por la anciana infeliz que sufre y llora
y que del cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella;
por mi madre bohemios, que es dulzura
vertida en mi amargura
y en esta noche de mi vida, estrella . ..

El bohemio calló; ningún acento
profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura,
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de amor y de amargura.



Guillermo Aguirre Fierro (Mexicano)
El Paso, Texas 1915

1 mar 2013

Chistes de Ranitas

Dos chistes de ranitas (DOS)

Chiste uno.

Llega la señora a la tienda de animales a comprarle un regalo a su marido, luego de varios minutos de dar vueltas y más vueltas, no se decide y se dirige al empleado... -disculpe joven, quiero regalarle algo a mi marido, pero no sé qué, tiene que ser algo que valga la pena comprar, no importa el costo, -mire señora, lo único que tengo como para una situación así, es esta ranita, -¿qué tiene de especial la ranita?, -sabe hacer sexo oral terminado, -entonces me la llevo...
Y se va feliz con su ranita, así que  llega a su casa y cuando su marido regresa del trabajo, le entrega la ranita y le dice... -te compré de cumpleaños esta ranita, -¿y para qué demonios quiero yo una rana?, -es que sabe hacer sexo oral terminado.
El señor se queda de a seis y la señora le dice que irá al salón de belleza, que se quede con la rana y la pruebe.
Luego de algunas horas, la señora regresa a su casa y sube a la recámara y no encuentra al marido, luego baja a la estancia, al living, al estudio y nada... finalmente va a la cocina y encuentra al marido con la rana frente a un libro de cocina...
-¿Qué haces aquí?, pregunta la señora y el marido le contesta: -si logro hacer que esta madre cocine, te me vas derechito a la chingada...

Chiste dos.

Estaba un compa feliz de la vida conduciendo su automóvil, cuando ¡pum!, se le poncha un neumático, entonces se para a la orilla de la vía y se dispone a cambiarla, cuando ya va a poner la rueda de repuesto, mueve sin querer los tornillos y ¡zaz!, se caen en una alcantarilla, por más que los busca, no logra encontrarlos.
Se sienta muy triste en la banqueta y dice: -Señor, ¿ahora qué hago?.
De la nada surge una vocesita que le dice: -fácil, toma un tornillo de cada una de las otras tres ruedas y con eso le pones esta, ya mañana repones los cuatro que perdiste.
Busca la voz y reconoce a una ranita que está al lado de él, -tú hablaste, -sí, -¿pero cómo?, -soy una princesa que una bruja malvada me embrujó, -¿y puedo hacer algo por ti?, -mucho si me llevas a tu casa.
Entonces se apura a terminar de arreglar lo de su ponche, sube a la rana al carro y se va para su casa, toma a la ranita con la mano, baja del coche y abre la puerta de la casa gritando: -¡viejaaaa, ya llegué!, pero nadie le responde.
Sube las escaleras y se va para la recámara, pone a la rana sobre la cama y le dice, -bien, dime qué hago, -dame un beso, él le da un beso y de inmediato se convierte en una rubia espectacular, completamente denuda, con el cabello hasta los hombros, cejas perfectas, ojos verdes, pechos duros y pezones rosas que combinaban con el nacarado de la piel, una cintura de avispa y caderas amplias y un par de piernas largas como la carretera.
El tipo se queda de a seis, cuando se abre la puerta de la recámara y se ve la silueta de su mujer parada estupefacta que le dice a gritos: -¡¿qué es esto?!
Y el compa le contesta: -te lo juro mi amor, que no me lo vas a creer.