Te admiré desde niño, siendo entonces de los afortunados en haberme podido subir a una lancha y desembarcar en tus limpias playas.
Sacrificios, llamada así por los españoles que te vieron por primera vez al encontrarse en tus blancas arenas los cuerpos de cuatro indígenas sacrificados en honor de Tezcaltlipoca, el Señor del Cielo y de la Tierra de los aztecas...
Tu pasado te condena, pero la belleza de tus playas el orgullo con el que afrontas el constante embate de ese mar azul, nos recuerda el soberbio pasado de esta gente que te quiere y te respeta...
El faro con el que noche a noche alumbras a la cuatro veces Heróica Ciudad y Puerto de Veracruz, nos hace recordar a quienes tenemos la dicha de verte, que algún día no muy lejano, tendremos que seguir una luz que nos iluminará el futuro eterno.
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