Hablar del Ángel de la Independencia no puede ser sólo para redactar la historia de uno de los monumentos más conocidos de nuestro país...
Es hablar de sueños, de glorias, de penas y angustias...
Es recordar plantones interminables, goles memorables, camisas verdes y marchas blancas...
El Ángel, NUESTRO Ángel, es el inicio y fin de todo, aquí empezamos, pero también a tí ocurrimos cuando queremos expresarnos como los mexicanos que anhelamos ser.
Fiel de la balanza entre la izquierda y la derecha, eres el centro que nunca hemos de hacer oficial, eres símbolo de la neutralidad... pero la raza no te lo permite, debes de contemplar todo el tiempo nuestros más íntimos y vehementes sentimientos, los de gozo, los de llanto, los de pena, todos ellos.
Ubicado en la zona más nice de la Capital de la República, ahora también contemplas el libertinaje del siglo XXI, sin embargo, decirte con cariño que deseo volver a verte es sólo una parte del sentimiento que me inspiras, a tí glorioso Ángel... regresaré, para admirate.
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